En este uso de Instagram para ligar se han creado, incluso, normas de cortejo que no están escritas, pero que los usuarios de la red social adquieren con el día a día. En este juego del romance 2.0, el modus operandi del ligoteo pasa por el patrón de marcar con un me gusta las fotografías del pasado para demostrar a la otra persona que hay un interés por su vida, sus imágenes y, en definitiva, por conocerla. Si hay reciprocidad, el siguiente paso es iniciar una conversación por privado.
Aunque no es una red social creada para ligar, sus algoritmos incitan a hacerlo: el propio usuario aprovecha esa posibilidad cuando empieza a dar me gusta a perfiles que le generan interés. Los jóvenes son conscientes de ello hasta el punto de reconocer que este potencial uso puede suscitar celos en su pareja actual. Sin embargo, tienen una solución para evitar las sospechas: compartir las contraseñas con su compañero o compañera sentimental.
Ya es fácil encontrar en revistas y páginas webalgunos manuales para aprender a usar Instagram para ligar. La cantante Rosalia lo tiene claro y normaliza el uso de esta plataforma como herramienta de cortejo cuando en su canción Brillo interpela al chico que le gusta: “He subío 15 stories, ¿no lo ves?”.